Reino Unido y las entidades finanacieras

Los bancos británicos reducen en una cuarta parte los préstamos interbancarios a la periferia

Los bancos británicos han reducido en una cuarta parte los préstamos a las entidades financieras de las países de la periferia de la zona euro, como Grecia, Italia o España, en los últimos tres meses, en la medida que se han intensificado las preocupaciones sobre la crisis de deuda soberana, según informa ‘Financial Times’.

Según los datos recopilados por el diario, los cuatro mayores bancos del Reino Unido recortaron un 24% el volumen de los préstamos interbancarios, hasta 10.500 millones de libras (12.246 millones de euros) entre julio y septiembre, lo que refleja el fuerte incremento de la preocupación de los prestamistas.

Las mayores reducciones en el volumen de préstamos interbancarios se ha producido respecto a las entidades griegas y españolas, como ya había ocurrido anteriormente, pero esta vez también se han ampliado estas limitaciones a los bancos italianos.

En concreto, HSBC, el mayor proveedor de crédito a otros bancos, fue el que más redujo su exposición a los préstamos interbancarios a la región y representa alrededor de un 40% del total. Así, suspendió los préstamos a las entidades griegas y redujo en dos tercios el importe de los destinados a España e Irlanda.

Estos datos, recogidos «con letra pequeña» en los resultados del tercer trimestre de las entidades, se suma a la «bien publicitada» reducción en las carteras de deuda soberana de la periferia de la eurozona, pero, en opinión del diario, puede ser más «controvertida».

El socio de KPMG Jon Pain incidió en que las autoridades han dado la bienvenida a la reducción del riesgo soberano, pero añade que estarán «más preocupados» cuando los grandes bancos comiencen a retirar la liquidez interbancaria. «Este tipo de cosas son una preocupación real», remarca.

Los mayores bancos en toda Europa han incrementado su dependencia de los bancos centrales y reduciendo los préstamos interbancarios para reducir el riesgo, lo que añadirá una mayor temor a una crisis crediticia mientras los bancos luchan para mantener sus actuales compromisos de crédito.

En este contexto de mayor nerviosismo, la filial británica del Santander, Santader UK, ha querido subrayar a sus clientes y los reguladores su independencia de la matriz española, con una liquidez y un capital dictado por la Autoridad de Servicios Financieros (FSA por sus siglas en inglés) del Reino Unido.

Reino Unido rechaza la tasa a las transacciones financieras

Reino Unido no participará de ninguna manera en la propuesta de la Unión Europea de imponer una tasa a las transacciones financieras, afirmó el secretario de Estado de Negocios de Reino Unido, Vince Cable, quien apuntó que dependerá de los miembros de la zona euro decidir si quieren seguir adelante con esta medida por su propia cuenta.

Este martes, un miembro del partido de Angela Merkel acusaba a Reino Unido de estar demasiado centrado en sí mismo en las relaciones con el resto de Europa y «sólo defiende sus propios intereses», a lo que Cable ha respondido que la postura alemana sobre este nuevo impuesto está «completamente injustificada».

Hasta ahora, Reino Unido se ha opuesto con vehemencia a la posibilidad de imponer cualquier tasa a las transacciones fianncieras a no ser que sean aplicadas a la totalidad de centros financieros para evitar así que Londres pierda competitividad en la industria financiera.

Por otro lado, el secretario de Estado británico destacó que el país ya cuenta con un impuesto sobre el balance de la banca, que consideró «un buen sistema» para afrontar la cuestión de la contribución de la banca de una manera asumible por Reino unido.

«Creo que los alemanes están adoptando una posición totalmente injustificada (…) No creo que los ciudadanos de este país quieran un nuevo impuesto sobre los servicios financieros, que al final recaerá sobre ellos, para que sea desviado a políticas agrarias comunes y carreteras que no van a ninguna parte», añadió.

Asimismo, Cable apuntó que la experiencia demuestra que aquellos países que en el pasado han aplicado por su cuenta este tipo de medidas, como Suecia, «al final terminan perdiendo dinero», por lo que vaticinó que «a no ser que se trate con todos los centros financieros, no funcionará».

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